La linda ciudad mexicana de las pirámides del Sol y la Luna de los antiguos aztecas, del paseo de Xochimilco, de los volcanes nevados Popocateptl e Iztaccihuatl, de la Torre Latinoamericana de Bellas Artes, de la Plaza Garibaldi y tantas cosas más recibió a Nacional con la cotidianidad y la fuerza de una enorme ciudad que maneja sus propias virtudes e inconvenientes.
La linda ciudad mexicana de las pirámides del Sol y la Luna de los antiguos aztecas, del paseo de Xochimilco, de los volcanes nevados Popocateptl e Iztaccihuatl, de la Torre Latinoamericana de Bellas Artes, de la Plaza Garibaldi y tantas cosas más recibió a Nacional con la cotidianidad y la fuerza de una enorme ciudad que maneja sus propias virtudes e inconvenientes.
Con intenciones de crear soluciones para los miles de estudiantes que no tienen posibilidades de estudiar en universidades, con inundaciones que afectan a los estratos de bajos recursos, con simulacros de emergencia ante la posibilidad de desastres tóxicos y con amnistías internacionales para migrantes en el estado de México, entre otras cosas, llegó Atlético Nacional al país azteca y merodea todas estas situaciones de estado propias de un país latinoamericano.
Asesinatos, choque y muertos en carreteras, crecimiento de violencia en comicios, violaciones y más cosas que nos hace estar tan lejos y tan cerca, son los titulares de los diarios mexicanos que no muestran interés marcado en el partido que se vivirá mañana entre los Pumas de la UNAM y Atlético Nacional. Lógico, en el aeropuerto internacional Benito Juárez solamente se acercó un periodista a entrevistar exclusivamente al profesor Juan Carlos Osorio. Por lo pronto el partido pasa desapercibido. A ver si con el paso de las horas alguien muestra interés.