Por jugar la temporada de locales en cinco diferentes escenarios, sientiendo la lejanía de sus dirigentes, por aguantarse las lesiones, suspensiones, sanciones, convocatorias y todo tipo de inconvenientes y por creer con la fe del carbonero en que siempre puede haber un momento para potenciar la historia.
Por jugar la temporada de locales en cinco diferentes escenarios, sientiendo la lejanía de sus dirigentes, por aguantarse las lesiones, suspensiones, sanciones, convocatorias y todo tipo de inconvenientes y por creer con la fe del carbonero en que siempre puede haber un momento para potenciar la historia.
Por ir a muerte a cada pelota, por aceptar la juventud y veteranía de sus integrantes, por aceptar las decisiones del Cuerpo Técnico y sus dirigentes, por jugar siempre al ataque, por intentar tener circuitos de juego asociados que hagan lucir el espectáculo, por inculcar la armonía en la afición.
Pero especialmente porque sienten la camiseta, la sudan contra rivales, árbitros, dirigentes locales y decisiones que no tienen interpretación y la transpiran con el mejor de los objetivos: sacar adelante esta causa llamada Atlético Nacional que ya está en semifinales del rentado patrio. Asoma Tolima y la ilusión crece, aunque esa última cita ante ellos lastime el alma. A todos felicitaciones por el paso, pero todos saben que la meta está 360 minutos más allá.