¿Se detuvo el tiempo? ¿Por qué el reloj no camina? ¿Por qué falta tanto tiempo para el partido? ¿Por qué desde el juego en Rosario hasta acá han pasado tantos días, tantas cosas y tantos momentos y aún restan más de 50 horas para iniciar el compromiso? Simplemente es que los 90 minutos más importantes del semestre están cerca y la ansiedad aumenta por ver un juego de la estatura de Atlético Nacional.
¿Se detuvo el tiempo? ¿Por qué el reloj no camina? ¿Por qué falta tanto tiempo para el partido? ¿Por qué desde el juego en Rosario hasta acá han pasado tantos días, tantas cosas y tantos momentos y aún restan más de 50 horas para iniciar el compromiso? Simplemente es que los 90 minutos más importantes del semestre están cerca y la ansiedad aumenta por ver un juego de la estatura de Atlético Nacional.
Vaya lento o muy despacio el reloj, sea de cuerda o digital, el segundero marcará la hora señalada y allí estaremos atentos a cumplir una gran cita con la historia de un club gigante del continente que busca su destino para el cual fue diseñado. Y el compromiso del nacionalismo de apoyar será latente porque se vivirá una fiesta en el Atanasio Girardot y muchos estaremos invitados.
Se acerca el momento cumbre del semestre, asoma en el horizonte el día en que se nos permitirá soñar, ya llegará el alba de un jueves sagrado con su respectivo ocaso para comenzar a ver llegar la gente al estadio. Mientras tanto, el nacionalismo está en pretemporada durante estas horas previas para consumar un rito obligado: enronquecerse hasta la afonía y brindar una ópera celestial propia de la hinchada que gana partidos. CORRE RELOJ, CORRE…
