Qué felicidad nos regalaste, Camilo. Esperamos diez años para verte vestido nuevamente con nuestros colores, con los que amas, con los que te hiciste grande. Estabas ansioso, no era para menos, era como tú mismo dijiste, debutar nuevamente. ¡Y qué debut!
Todas las cámaras, todos los ojos, todos los corazones estaban con vos, con la camiseta número 18 que se paseó por el estadio Palmaseca como en aquellos años por uno de los costados del Atanasio Girardot cuando nos enamoraste con tus gambetas. La última vez había sido contra Fluminense el 6 de mayo de 2008 en el Maracaná. Cuánto tiempo, Camilo.
Tuviste paciencia, superaste una lesión y cuando querías volver, apareció una más, quizá por cuenta de la ansiedad que genera querer pisar la pelota, jugar. En cada entrenamiento, jugabas solo, acariciabas el balón y lo mirabas como pidiéndole que fuera tu mejor cómplice, mientras tus demás compañeros jugaban al fútbol.
Tan solo hace cuatro días el profesor Jorge Almirón te incluyó en una convocatoria y esa sonrisa de niño apareció nuevamente, aunque para ser honestos, nunca desapareció. Esperaste sentado en banquillo en estadio de Techo por algún minuto, pero sabías que tu momento ya estaba cerca, que el profe, a ese al que admiras por su trabajo, pronto te iba poner de titular.
Y sí que lo iba a hacer. Entraste a Palmaseca vestido esta vez de negro pero con el pecho inflado por portar nuevamente nuestro escudo verde blanco. Tocaste el balón con esa magia intacta, gambetiaste, te animaste a pegar al arco aunque el grito de gol de todos se ahogó por poco. Aguantaste las patadas, las mismas que nos hicieron sufrir porque no queríamos perderte una vez más, el fútbol no te quería perder.
Corriste 62 minutos, cuando Gonzalo Castellani ocupó tu lugar. Sí, 62 minutos, como para borrar de la cancha, de la mente, cualquier duda sobre tu estado físico. Saliste aplaudido por tus compañeros, por el profesor, incluso por algunos jugadores e hinchas del Cali que reconocen tu juego, tu entrega.
Estamos de fiesta. La alegría, tu alegría, volvió a la cancha, volvió después de tanto tiempo. Estamos de fiesta porque esa alegría será por mucho tiempo más, tu fútbol lo dice. Qué felicidad nos regalaste, Camilo.
