El 22 de septiembre de 1976, nació Diego Alejandro Bedoya Arroyave, un paisa criado en Bello, Antioquia, de mamá amalfitana y papá medellinense. De cuatro hermanos, es el terceo y con casi 44 años de edad, tiene tres hijos; Alejandro de 18 años, Daniel de 13 y Sebastián de 10.
El fútbol siempre estuvo en su sangre y aunque no lo dejaban salir de casa por la violencia que en esa época vivía la ciudad, él se reinventaba sus juegos con fichas de parqués y hacía torneos con ellas. Las verdes eran Nacional, las amarillas eran Tolima, las rojos eran América, las azules eran Millonarios y con unos palitos armaba los equipos; y a cada ficha le ponía nombres de ese tiempo, como De La Rosa, Sapuca, Cueto, Galeano, Sarmiento, entre otros y así pasaba sus ratos libres luego de cumplir con sus estudios en el Instituto Parroquial Jesús de la Buena Esperanza de Bello.
“El profe Diego” se graduó del colegio en 1993 y luego su ambición y amor por el deporte lo llevaron a realizar dos carreras en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid: Tecnólogo Deportivo y Licenciatura en Educación Física. En su trayectoria hay diplomados, cursos, seminarios realizados en varios lugares como la Federación, Liga Antioqueña, Corporación Los Paisitas, Universidad de Antioquia y hace poco terminó el Licenciamiento tipo A, un reconocimiento muy importante en su hoja de vida.
La pasión por esta disciplina deportiva hizo que su profesión se encaminara a la enseñanza, y aunque se probó en varios equipos, al final la dirección técnica fue su ruta y es que hace 11 años, cuando tenía 33 años, llegó a Atlético Nacional para presentar el proyecto femenino, que un 25 de agosto de 2009 dieron el sí para construir un camino de aprendizajes, de formación y de éxito.
Esta es la historia de un antioqueño, que tuvo un antes y un después que marcó la vida de un soñador y visionario del fútbol femenino.
Diego ¿Cómo fue su infancia?
“Aunque fue una época violenta, en mi casa buscaba la manera de jugar. De 6, 7 años no había futbolito, pero yo me las ingeniaba con el parqués, hacía mis torneos con fixture, me gustaban mucho los juegos de mesa como el ajedrez, incluso participé en varios torneos regionales y nacionales de ajedrez. Para jugar fútbol me “volaba”. Un día un vecino me dijo que iban a hacer una convocatoria para la Selección Bello yo le dije a mi mamá que iba para la biblioteca, entonces por obvias razones salí con ropa elegante, así me presenté, pasé la prueba y me dieron uniforme, pero a la casa llegué con la ropa sucia y por supuesto me pegaron pero luego pasó a segundo plano ese castigo, porque les conté que había sido seleccionado y ya eso no importó.
A partir de esto, comencé a jugar fútbol, estuve con la Selección Bello hasta los 14 años, luego participé en una convocatoria de selección Antioquia con el profesor Luis Fernando Montoya y ahí ya empezó un proceso en categoría infantil y prejuvenil. Estuve en un microciclo de la Selección Colombia Sub 17, en Medellín Arco Zaragoza, en Bello Fútbol Club, Atlético Córdoba, Junior, Nacional con el profesor Juan José Peláez, Envigado Fútbol Club y terminé con el Deportivo Independiente Medellín en la primera C”.
¿Cómo inició en el campo de la enseñanza?
“A los 22 años el panorama en la parte económica no era muy claro y como ya había terminado la tecnología en el Politécnico, empecé a trabajar en el Colegio San Ignacio dando unas clases de entrenador. Luego hice mi licenciatura en Educación Física, empecé a trabajar como coordinador de capacitación en la Liga Antioqueña de Fútbol donde tuve la oportunidad de crear el primer curso para entrenadores de Antioquia, que posteriormente llevamos Indeportes y el Sena dándonos a conocer en la parte de pedagogía y entrenamiento; aparte de eso, de la mano de la Liga Antioqueña comencé con las asistencias al fútbol femenino en las Selecciones Antioquia siendo asesor y entonces me abro campo en esta rama con intercolegiados femeninos, festivales, entre otros”.
¿Cuándo llega a Atlético Nacional?
“Llego con el proyecto de fútbol femenino a Atlético Nacional en el 2009; desde entonces comenzamos con todo el proceso de Escuela a través de las convocatorias, mostrando el fútbol femenino como una opción de vida, no solamente deportiva, sino de cambio personal, desestimar toda los señalamientos, fortalecer y crear verdaderas atletas para el fútbol, hacerle entender a los padres de familia y el medio, que la mujer que juega fútbol también puede tenerlo como proyecto de vida, que de esa lucha, llega el tema profesional y ahora lo que estamos viviendo es una realidad muy bonita en la población que tenemos en Escuela, en Divisiones Formativas, en Equipo Profesional”.
¿Qué sientes al ver los frutos del esfuerzo de 11 años de Fútbol Femenino en Nacional?
“Siempre lo voy a decir con orgullo: Somos el primer y único equipo en Colombia que tiene toda su estructura femenina fortalecida desde todos los pilares, en lo deportivo, administrativo, investigativo, el reconocimiento que tenemos a nivel nacional en el momento es muy importante para nosotros, entonces eso es lo que nos enorgullece y cuando ves que ya son 11 años, miras hacia atrás y es como si hubiera pasado una sola semana, pero en verdad en estos 11 años han pasado cerca de seis mil deportistas por Atlético Nacional”:
¿Por qué dirigir un equipo femenino?
“La verdad me ha gustado siempre dejar huella donde llego, dejar algo, en todas las Instituciones. En el Colegio San Ignacio reestructuré y creé unos espacios muy buenos que estaban siendo subutilizados, en la Liga Antioqueña implanté el curso de entrenadores, en Indeportes establecí el curso a nivel de Antioquia entonces recorrí Chocó, Bajirá, todo Atrato, llevando esta capacitación. Cuando llegué al Sena creamos la Tecnología en Entrenamiento y fue allí donde nos fuimos por todo el país haciendo la verificación, demostrando que en el Sena, siendo la universidad pública más grande de Colombia, podían estudiar los jóvenes gratuitamente sin necesidad de pagar un precio alto por los cursos. Hoy los alumnos del Sena pueden pasar a cualquiera universidad para nutrirla. Entonces esa pasión por dirigir un equipo femenino nace de crear cosas diferentes, porque me gustan los retos grandes. A mí me decían mucho: “el fútbol femenino para qué, eso no da plata, sálgase de ahí, dirija el masculino”; y a ellos les doy las gracias porque fueron los que me dieron ese impulso para motivarme y demostrarles que el fútbol femenino si vale la pena, si es significativo, la mujer tiene mucho para dar a nivel atlético, en lo deportivo. Hoy en día, el proyecto que hemos realizado y que estamos ejecutando se ha demostrado que vamos avanzando hecho bien”.
La vida le dio una segunda oportunidad por un accidente automovilístico ¿Cómo fue esa nueva etapa?
“La vida me cambió rotundamente, yo estaba trabajando en el Colegio San Ignacio, estaba en mi zona de Confort, tranquilo con mis grupos de trabajo, cuando un día saliendo de mi casa en la motocicleta, una volqueta me golpeó y me arroyó varios metros, casi pierdo la pierna izquierda, estuve varios días en coma, año y medio en recuperación, tengo 15 cirugías en esa pierna, entre reconstrucciones y trasplantes.
Me quedé sin trabajo por mucho tiempo, así que en el 2009 me tocó reinventar y fue en ese momento donde monté el proyecto femenino y se lo presenté a Víctor Marulanda en ese año, a quien le agradezco por la oportunidad. Pasé del Colegio San Ignacio con niños y familias de estratos muy altos; y llego a un Atlético Nacional, donde me encuentro que el 65% de las niñas no tienen papá por diferentes factores, por abandono, porque murieron, porque los mataron, entre otros; entonces esa carencia y esa falta de afecto de la figura paterna, fue uno de los primeros indicadores que abordé y allí empieza a cambiar mi ciclo, porque en el otro yo era un simple entrenador, pero acá en Nacional nos convertimos en papá, amigo, acompañante, patrocinador, seleccionador, captador.
Hoy por hoy vivo orgulloso de lo que tenemos, empecé solo, ahora somos 9 en el proyecto, con preparadores físicos, fisioterapeuta, utilero, con una estructura muy bonita donde podemos trabajar como una familia.
En el equipo profesional tenemos una jugadora desde el 2009, 2 jugadoras que llegaron en el 2012, dos del 2013, una del 2015 y así ha ido creciendo poco a poco”.
¿De los 11 años cuál fue el momento sublime?
“Han habido muchos momentos muy alegres, pero los que me han marcado son las finales de la Pony Fútbol, el día que nos dijeron que íbamos a tener equipo profesional femenino, la final que disputamos en la Liga Profesional 2018, el partido con América de Cali en el 2019 jugado en el estadio Pascual Guerrero, han sido días que uno no olvida que han marcado la historia del equipo femenino”.
¿Qué es lo más duro que ha vivido con el equipo femenino?
“Para mí siempre será duro perder, pero pienso que han sido más los momentos felices que las tristezas”.
¿Cuál es la zona más fuerte en fútbol femenino?
“Hay zonas muy fuertes, está Antioquia, el Atlántico (Turbaco, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Valledupar), centro del país (Bogotá) y la zona Pacífica (Valle, Chocó parte baja, Cauca), estas regiones son fuertes en fútbol femenino, pero falta proyectarlo mejor, reforzarlo y que los torneos que se hagan, verdaderamente sean patrocinados y respaldados”.
¿Qué significa Daniela Tamayo para usted?
“Daniela Tamayo es la hija que nunca tuve, con ella hemos tenido muchas experiencias muy bonitas, una niña agradecida con la institución, ya son 11 años con ella, la formamos, entiende muy bien su camino, creo que haber aportado un grano de arena en la formación personal de la jugadora y como deportista, ha sido muy gratificante”.
¿Qué se necesita para estar en el equipo femenino?
“Se necesitan ganas y sentido de pertenencia por la Institución, por lo que se hace, sacrificio por todos los momentos que se pueden vivir acá, atender las normativas que se generan, entender los códigos del fútbol femenino que son importantes como el respeto, el cumplimiento, el esfuerzo, que al final conforman una deportista íntegra”.
¿Qué hace a Nacional diferente de los demás equipos?
“Tenemos un camino diferente en formación y metodología de trabajo”.