Esa casta que ha acompañado a las delegaciones nacionalistas a través de seis décadas debe aflorar hoy en suelo ibaguereño para felicidad del pueblo verde.
Los jugadores verdolagas tendrán que entregar todo su esfuerzo y mostrar algo parecido a lo que fue el semestre: ser capaces de seducir con su fútbol, ser contundentes en ataque y conquistar a su afición con goles.
Esa casta que ha acompañado a las delegaciones nacionalistas a través de seis décadas debe aflorar hoy en suelo ibaguereño para felicidad del pueblo verde.
Los jugadores verdolagas tendrán que entregar todo su esfuerzo y mostrar algo parecido a lo que fue el semestre: ser capaces de seducir con su fútbol, ser contundentes en ataque y conquistar a su afición con goles.