Hablar de Atlético Nacional, la Copa Sudamericana y la hermandad con Brasil, conduce a la historia reciente, a la última final que los verdolagas estuvieron a punto de disputar en noviembre de 2016 y no llegó a jugarse por el trágico accidente aéreo, donde perdieron la vida la mayor parte de personas de la delegación del Club Chapecoense, el rival en esa final.
En esa oportunidad Atlético Nacional pidió a la Conmebol otorgarle el título de campeón a Chapecoense, un gesto superior al deseo de alzarse con el único título continental que falta en la vitrina.
Por la acogida que la gente hizo a los familiares de las víctimas, por la atención médica prestada a los sobrevivientes y por el multitudinario y expresivo homenaje a Chapecoense en el Atanasio, este lazo con Brasil es tan fuerte. La unión de un equipo de fútbol foráneo con un país entero.
Hoy Atlético Nacional enfrenta a Fluminense por la Conmebol Sudamericana. Es el partido de ida de la segunda fase. Solo por hoy y por 90 minutos hay una rivalidad, el resto del tiempo los brasileros con los que la delegación Verdolaga ha tenido contacto en este viaje, han expresado su simpatía y eterno agradecimiento a Atlético Nacional, porque el fútbol como juego es pasión, pero cuando trasciende del juego es hermandad.
