A los jugadores es a quienes más les debe doler este tipo de situaciones. Son ellos los que llevan gente a los estadios por la calidad de su juego, la compenetración en el trabajo y el sudor de sus esfuerzos. Por eso quien desde una tribuna lanza objetos, detiene partidos, hiere jugadores y lastima al fútbol, realmente lo que está haciendo es cortarle las piernas a los jugadores de fútbol que ven perdido el sudor de su trabajo.
A los jugadores es a quienes más les debe doler este tipo de situaciones. Son ellos los que llevan gente a los estadios por la calidad de su juego, la compenetración en el trabajo y el sudor de sus esfuerzos. Por eso quien desde una tribuna lanza objetos, detiene partidos, hiere jugadores y lastima al fútbol, realmente lo que está haciendo es cortarle las piernas a los jugadores de fútbol que ven perdido el sudor de su trabajo.
Los futbolistas se preparan toda una semana para obtener el triunfo que todos esperan y llega alguien desde una tribuna y acaba con el trabajo, la concentración, la intención, el esfuerzo, lo táctico, lo estratégico y lo peor es que esa persona se va del estadio sin el más mínimo sentimiento de culpa por una semana que acaba de pasar y de frustrarle a todo un equipo de trabajo que se preparó de la mejor forma para asumir el reto de seguir siendo punteros.
Cerramos los ojos y no alcanzamos a entender la posición de pocos hinchas que golpean sin piedad los cimientos de la Institución. No visualizamos el objetivo de su estadía en los estadios del país. Dicen querer y perjudican más que un rival con clase y categoría. Porque hieren profundamente las creencias de un fútbol mejor, acaban los sueños de miles de niños que no pueden ir al estadio por sanciones o temores de sus padres y frustran la intención de otros cientos de personas que quieren tener un fútbol en paz.
Cortarle las piernas a un jugador, frase famosa de Diego Maradona, es cercenar la ilusión de aquellos que quieren llegar a Primera División. Es mutilar la posibilidad de convivir en paz. Es lastimar a la Institución por la que se profiere un amor especial. Realmente es decirle a sus propios jugadores, a su propio equipo y a sus mismos fanáticos, que les importa muy poco el resultado deportivo con tal de hacer en el estadio su propia ley. Por eso señalar a quienes afecten el espectáculo debe ser una tarea de todos los asistentes al escenario deportivo.